Ser autónomo en España es como ser un equilibrista en un circo: mientras intentas mantener a flote tu negocio, Hacienda te lanza cuchillos con forma de modelos 130, IVA trimestral y recargos del 20%. Y lo peor: no puedes bajarte del trapecio.
¿Te suena familiar? Entonces este artículo es para ti.
1. La jungla fiscal: todo lo que puede salir mal (y suele salir mal)
Si alguna vez has intentado presentar el modelo 303 sin ayuda, ya sabes lo que es enfrentarse a un dragón con una cuchara de postre. Y si te has pasado un céntimo en los gastos deducibles, no te preocupes: Hacienda se dará cuenta.
Aquí es donde entramos nosotros: no solo te ayudamos a presentar tus impuestos, sino que analizamos tu situación para que pagues lo justo. Ni más ni menos.
2. Laboral no significa aburrido (bueno, un poco sí, pero te lo hacemos fácil)
Si tienes empleados, sabes que la legislación laboral cambia más que las modas de TikTok. Contratos, despidos, convenios, inspecciones… ¡Un lío! Pero con un buen abogado laboral al lado, ese lío se convierte en una estrategia que te protege.
¿Ejemplo? Muchos clientes no saben que un contrato mal redactado puede costarte miles en una indemnización. Nosotros te evitamos ese disgusto con soluciones legales que están al día y que hablan tu idioma.
3. ¿Inspección de Hacienda? Tranquilo, no es el fin del mundo
Una inspección no siempre es por fraude. A veces es por una simple incoherencia en los datos. Pero claro, cuando te llega la carta con el membrete de Hacienda, te da un microinfarto.
¿Nuestro consejo? No contestes tú solo. Nosotros respondemos con argumentos, papeles en regla y, si hace falta, hasta con gifs para que vean que no hay mala fe (bueno, esto último no siempre lo aceptan).