Tal y como se ha hecho eco la prensa, esta misma semana ha comenzado la declaración en la Audiencia Nacional, de los que fueran los máximos responsables de la cúpula directiva de la CAM (Caja de Ahorros del Mediterráneo), por haber falseado, presuntamente, las cuentas de la entidad correspondientes a los ejercicios 2010 y 2011, en los pese a que la entidad arrojaba beneficios, en realidad se encontraba en resultado de pérdidas.

A resultas de los estados contables reales, la entidad resultó intervenida de forma inmediata por el Banco de España y posteriormente nacionalizada – en lo que era la tercera intervención de una entidad financiera desde el inicio de la crisis – para posteriormente auditarla, recapitalizarla y abrir un proceso de subasta que finalizó en su adjudicación al Banco de Sabadell por 1 euro.

Lo anterior supuso que aquéllas personas que habían suscrito las llamadas Cuotas Participativas de la CAM perdieran la totalidad de su inversión.

Las Cuotas Participativas CAM eran un producto que la red comercial de la entidad comercializó entre sus clientes como un chollo, una oportunidad muy especial de invertir en un producto con alta rentabilidad, con el capital y los intereses garantizados. Sin embargo, las Cuotas Participativas no eran “como un plazo fijo”, ni siquiera era un fondo garantizado, se trataba de un producto altamente complejo y arriesgado, cuyo capital no estaba garantizado ni siquiera por el Fondo de Garantía de Depósitos, por lo que la rentabilidad no estaba garantizada y totalidad de la inversión se podía perder; cuestiones que se ocultaron a los clientes y no se les advirtió expresamente, en la mayoría de los casos.

El propio Banco de España, define las Cuotas Participativas CAM de la siguiente manera:

“Activos financieros o valores negociables que pueden emitir las cajas de ahorros. Representan aportaciones dinerarias de duración indefinida que pueden ser aplicadas en igual proporción y a los mismos destinos que los fondos fundacionales y las reservas de la entidad. Son un instrumento de renta variable y están desprovistos de derechos políticos.”.

Además, las Cuotas Participativas CAM se comercializaron de forma indebida, al ofrecerse de forma masiva a clientes minoristas, con perfil conservador, sin conocimientos financieros, ni experiencia inversora previa en productos complejos como lo son las Cuotas CAM, incumpliendo con ello la normativa de Consumidores y Usuarios y de Mercado de Valores, por transgredir la confianza del cliente, comercializar a clientes con perfil no adecuado, y por incumplir el deber de informar.

Todo ello supone que, en la mayoría de los casos, los clientes prestaron su consentimiento para la suscripción de las Cuotas Participativas por error, lo que anularía dicha suscripción y, en consecuencia, debería restituirle su inversión tanto el Banco de Sabadell, que es la entidad que asumió el negocio financiero, como la actual Fundación CAM, que es la entidad en la que se convirtió la extinta Caja de Ahorros del Mediterráneo.

Consideramos que los clientes realmente tomaron conocimiento de que habían perdido la totalidad de su inversión en marzo de 2014, que es cuando saltó la noticia de la amortización de las Cuotas Participativas, que suponía la pérdida de la totalidad de la inversión en este producto. Tomando como referencia esa fecha, podrían todavía entablarse acciones judiciales.

Carbonell Abogados les recomienda iniciar la reclamación de su inversión cuanto antes, a fin de interponer la demanda dentro del plazo de cuatro años desde que se tuvo conocimiento de la pérdida de la inversión en Cuotas, CAM más los intereses correspondientes. Por ello, nos ponemos a su disposición para estudiar su caso y asesorarle para recuperar toda su inversión.

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